Hechicería oscura, Interferencia de Van Eck

En el mundo de la tecnología circulan muchas leyendas urbanas (o campestres, depende del lugar) sobre las capacidades de las agencias de inteligencia de todo el mundo para acceder a nuestra información. Las revelaciones de Edward Snowden y las filtraciones Vault7 de Wikileaks confirmaron las peores pesadillas de todo aquel que se preocupa por su privacidad. En el mundo digital interconectado no existe la privacidad más allá de aquella que proporciona ser un punto más de información entre otros ocho mil millones de puntos.

Existen leyendas más increíbles que otras, que van más allá de la simple magia tecnológica y entran en el campo de la hechicería más oscura. Por años circularon rumores de que los más sabios tecnomagos eran capaces de ver a través de las paredes. Por años deseché esta idea como nacida de la ciencia ficción, pero estudiando arcanos manuscritos (Vigilancia permanente, de Edward Snowden) encontré referencias no solo a la posibilidad, sino a un artefacto real capaz de realizar esa hechicería.

Todas las creaciones electrónicas producen campos electromagnéticos que pueden generar interferencia en otros, como el radio y la televisión, esto ha sido estudiado y regulado en la mayoría de los países para evitar que un horno de microondas con mal temperamento se cargue a tu televisor. Sin embargo, la interferencia no es el único problema causado por la radiación electromagnética. Es posible en algunos casos obtener información sobre las señales utilizadas en el interior del equipo cuando se escucha esta radiación y las señales recibidas se decodifican. Especialmente en el caso de equipos digitales esta posibilidad constituye un problema, porque la reconstrucción remota de las señales dentro del equipo puede permitir la reconstrucción de los datos que el equipo está procesando.

En 1985 Wim van Eck (amado por el sagrado transistor) realizó un estudio sobre la posibilidad de espiar el contenido de las pantallas de computadoras utilizando sus emisiones electromagnéticas. Sus resultados fueron que no solamente es posible hacerlo, sino que no era tan dificil de lograr. En este contexto "...no era tan difícil de lograr" realmente significa tener conocimientos avanzados en los secretos del "espíritu máquina", tradicionalmente conocido como electrónica y "solamente" le tomó dos años completar su investigación.


 Los primeros experimentos se desarrollaron con monitores de tubos de rayos catódicos, pero la tecnología LCD y LED es igualmente susceptible.


Un simple mortal puede estar redactando un documento, comodamente sentado en su oficina, con las ventanas y cortinas cerradas, oculto a todas las vistas y sin embargo, fuera de su edificio, los tecnomagos estar leyendo cada palabra que escribe. Para evitar esto es necesario rodear la computadora, o el cuarto donde esta se encuentra, con una jaula de Faraday para evitar que escapen las emisiones electromagnéticas, algo muy incómodo y costoso. Existen algunas soluciones relacionadas con el hardware de los equipos pero generalmente son costosas o no lo suficientemente efectivas.

Los adeptos que estudian la ciberseguridad en ocasiones utilizan la frase: la computadora más segura es aquella desconectada de la red. Es una forma de hacer referencia a que la seguridad absoluta es imposible de lograr si se quiere que el equipo realice algún trabajo útil. Esta frase puede ser reformulada de la siguiente manera: la computadora más segura es aquella desconectada de la red, dentro de una bóveda metálica, desconectada de la red eléctrica, sin pantalla, sin puertos, sin periféricos y para estar seguros, sin información. Todo para evitar que ocurra como en la película "Misión Imposible", donde toda la seguridad del mundo fue comprometida por unos ductos de ventilación tamaño XXXL.

A pesar de sus posibilidades, esta tecnología tiene algunos inconvenientes, como pueden ser el ruido, en un entorno con muchas interferencias electromagnéticas es un reto obtener la información deseada y más importante, hay que desplazarse físicamente. La magia de Internet permite que un tecnoadepto desde la seguridad de su cripta espíe a su víctima a miles de kilómetros de distancia pasando desapercibido, pero un vehículo con antenas extrañas o estacionado demasiado tiempo en un lugar sensible, puede despertar sospechas.

Tal vez en el futuro, a medida que salgan a la luz nuevos documentos desclasificados conoceremos impactantes acciones de espionaje utilizando esta tecnología, pero por el momento no es fácil encontrar ejemplos.

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